Rumba por Sergio Martínez. Martes 30 de noviembre

Camina con paso cansino, una gran masa de carne y nervios que sabe mover con las dificultades que los años van colocando al cuerpo, acaso la manifestación de un otoño que no quiere asumir cada tarde, de miércoles a sábado. Llega de manera disciplinada a las 20:30 hrs. a plaza Baquedano directamente del sur de la ciudad y comienza un recorrido de cuatro cuadras, saludando a una decena de colegas que lo reconocen como parte de la naturaleza de un barrio que vive para la noche.
Sergio aprendió el oficio tan antiguo como el de poeta. En otro barrio, en otro tiempo, uno que ya no existe y que se extendía en torno a la Estación Mapocho. Esa coordenada le dio los primeros impulsos al adolescente que llegó de la provincia en  busca de un destino más prometedor del que encontraba en su lugar de origen. Lo que hizo fue colocarse un delantal y servir.
No paró nunca más. Por sesenta años recorrió todo el centro de la ciudad de Santiago, cuando era bohemio, reconociendo algunos secretos e inventando otros.

Hace 17 años llegó a Maestra Vida desde Jaque Mate. Acá, nuestro templo, se destacó desde un principio cumpliendo con su trabajo de forma impecable, siendo certero en la búsqueda de la satisfacción de los habitantes que cada noche recorren la pista de Maestra.
Los lugares se hacen, básicamente, de los seres que la habitan, no tendría sentido hablar de los espacios sin conciencias que crean sus circunstancias y Sergio es uno de los seres más identificables de las rumbas de Maestra. Sus cuecas, su risa, el movimiento de su cuerpo cansado pero seguro, fue para generaciones de rumberos un referente de la magia que se encuentra cada semana.
Años, meses y muchos días que pasaron entre rumba y momentos, instantáneos y duraderos, que una mañana de miércoles de noviembre decidieron parar de manera feroz.
Solidarecemos con este momento difícil para todos sus amigos, compañeros, familiares, como debe ser: con una rumba eterna para Sergio.
Martes 30 de noviembre de 2010.

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