Para la historia, la mejor semana de salsa en nuestro país.

UNO. Para la memoria personal de cada cual, o para el relato técnico de los que estudien el fenómeno en un par de décadas más, esta será de las dos semanas más memorables e intensas de la salsa en nuestro país hasta la fecha.
No exageramos porque los pocos hechos que más destacaron en las décadas pasadas fueron cuando a principios de los noventa tuvo una pasada fugas Fania, o el mismo Blades, o los conciertos desiguales en resultados de Colón.
Pero algo pasó.
Si pudiéramos darle una perspectiva temporal de mayor alcance, podríamos situar hace un año un hito en la visita que realizó, también en octubre, la emblemática agrupación “Los Van Van”. Resulta tentador arrastrar la cuenta algunos años más atrás, en una idea que puede parecer polémica y que sólo quiere ayudar a buscar sentido a lo que sucede hoy. Nos referimos a la visita del mismo grupo el año 2006, en el marco del aniversario 100 de la FECH. Esa visita, propiciada por la Federación de Estudiantes, tiene múltiples significados pues la realiza una organización social que no está directamente vinculada con el género, ni menos con el circuito de rumberos, pero de alguna manera marca algo por lo que han trabajado decenas de sujetos, músicos, promotores, empresarios y productores: masificar la salsa como parte de una cultura refinada e identificable con elementos de nuestra idiosincrasia.
Si aceptamos dicha hipótesis, podríamos contabilizar desde el año 2006 una importante irrupción tanto de bandas como de destacados intérpretes internacionales del género. A nivel doméstico, bandas, orquestas y conjuntos comienzan a calentar un circuito siempre difícil y esquivo para los trabajadores de música nacional y que adquiere muchas veces un tono épico en un paraje que es veleidoso con los sonidos que no tienen sabor “autóctono”.

DOS. En una semana se allegó una avalancha de eventos. Willie Colón con su fuerza interpretativa, rudeza de callejón, se plantó y entregó una genuina muestra de por qué este sonido puede encantar a todo habitante del globo.
Desde ese momento hasta lo del viernes 22, fue simplemente arrollador. Rubén Blades se hizo acompañar por la formación original de Seis del Solar (más invitados estelares que son los trombones de Pobeda y Bosch) y hablamos que cada uno de sus integrantes son verdaderas estrellas que brillan con luz propia, con discografía vigente que fusionan la salsa y el jazz y desarrollan su trabajo en Nueva York. Queremos hacer notar que si cualquiera de ellos nos visitara recibiría el trato de estrellas de la salsa y el latin-jazz internacional. Este acontecimiento coronó un proceso largo y dificultoso en cuanto a crear un segmento social crítico que logre internalizar criterios y gustos desde un amplio abanico de ofertas.
Tocatas y clínicas musicales realizadas por Eddie Montalvo; el increíble baterista Robby Ameen participó en una jam session en el club Thelonious; conciertos como el del trombonista Jimmy Bosch acompañado a la Santiago All Star o en nuestro boliche la impactante muestra de habilidad que nos brindó Ralph Irizarry, acompañado de la local Metropolitan Salsa Orquesta.
La asistencia masiva de miles de jóvenes a estos eventos no hace otra cosa que reiterar la perspectiva formulada en la hipótesis mencionada arriba y que dice que es esta la generación que debiera hacer despegar el circuito rumbero en Chile.
La alegría de ver una fila de decenas de jóvenes esperando entrar a Maestra Vida a escuchar a Irizarry, hecho solamente visto con las presentaciones de Chico Trujillo o Banda Conmoción, es un aliciente esperanzador de que las cosas están cambiando.
Aunque los verdaderos efectos serán considerados en un tiempo futuro, toda esta mezcla de situaciones deja, en principio, experiencias individuales y colectivas en los músicos nacionales, siendo de esta forma un importante impulso al sonido sincopado para un público que cada vez va refinando más su oído y que despliega, rumba a rumba, toda su energía en las pistas de baile.

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