Willie Colón está preparando su llegada a Chile en un momento en el que se vive una euforia en los que compartimos el gusto por el género de la salsa. Se repiten presentaciones y espectáculos de diversa procedencia y calidad, se consolida un circuito de lugares donde se disfruta la rumba, escuchamos programas de radio y cada vez más seguido aparecen notas de prensa que destacan una eclosión de ritmos y moda.
Resulta pertinente entonces preguntarse de qué hablamos cuando nos referimos a este fenómeno en nuestro país. Es indudable que bajo la hojarasca de todo producto de mercadeo existen distintos niveles: se encuentra una calidad superior –o al menos lo que fue un verdadero aporte- y el resto que hace volumen y que sin duda le da sentido a lo que tiene calidad.
Willie Colón de encuentra en el primer grupo, aquél de los sujetos que han dejado una huella indeleble en la evolución y el desarrollo de la salsa, reconocible por su participación en los momentos claves de la historia de este género de ritmo sincopado: Fania All Star, Héctor Lavoe y Rubén Blades son tres cimas que no serían lo mismo si es que Colón no hubiese aportado con su indiscutible talento: compositor, arreglador, intérprete y trombonista soberbio.
Este es el nivel del artista que nos visita en algunos días más –está terminando una gira por Europa- para mostrarnos esa maestría que lo sitúa entre los más grandes de la salsa en el mundo, el mismo que fue el impulsor de Blades y soporte fundamental en el despliegue de Lavoe. Sí señoras y señores, es Willie Colón el que nos honra con su visita y los afortunados que lo acompañaremos en el público estaremos, sin duda, admirando que la salsa es mucho más que esa hojarasca que se muestra con tanta facilidad y no sólo eso, los privilegiados que asistiremos al Teatro Caupolicán el día 16 de Octubre seremos testigos y partícipes de un hito fundamental en la historia del género de la salsa en nuestro país tan alejado del caribe.
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