Cuando vuelve un viajero que ha caminado por el mundo y
dice "... no encontré nada igual a esto por donde anduve" nos lo
tomamos enserio. Esta idea la han repetido muchas veces y de tanto escucharla
uno tiene la tentación de creer que estamos ante algo realmente excepcional, y
en este punto nos detenemos para no padecer el vértigo ególatra que todo lo
arrastra, preferimos decir que tenemos cualidades que se combinan de manera
espacial, pero que en realidad lo que nos hace único es la devoción por la recuerdo.
Los rumberos son trashumantes, van y vienen adaptando sus
vidas a los lugares que habitan y como para ellos es tan importante la rumba,
quisieran encontrar espacios que tengan algo de la casa que mejor les acoge, y
ahí está nuestra presencia, buscan Maestra Vida por donde los llevan sus pasos,
y claro, como la combinación única que logramos acá es eso. única, muchos se
frustran y dicen "no hay nada como la Maestra". En el fondo es un
tema de circunstancias.
Todo esto es para introducirles que estamos felices de
ser esto, un lugar que es buscado en la geografía planetaria y que se ven
lugares distintos, especiales y únicos pero que no tiene nada que ver con nuestra
boliche. Y como cuento de niños el tesoro está en el recuerdo, en la
experiencia que se vivió. Por ejemplo el domingo último hicimos participar en
la trivia a los que llegaban esa noche y contaran su mejor recuerdo, y algunos
tenían que ver con el "amor intenso que viví en este lugar" o en la
primera vez que descubrí la salsa, o rememorar los mejores tragos del barrio.
Como sea, somos especiales, aunque no queremos creer que excepcionales, únicos
en un género, pero replicables si es que las personas colocan sus afectos a
disposición del lugar.
El 7 de septiembre queremos reunirnos en la que hemos
llamado "Día Nacional de la Rumba", nuestra fiesta de rumberos y de
pasada saludar los 26 años de Maestra Vida.
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